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Querer: la imperdible miniserie que aborda, sin sensiblerías, el tema del consentimiento en un matrimonio

Querer (España/2024). Creación: Alaúda Ruiz de Azúa, Júlia de Paz, Eduard Sola. Elenco: Nagore Aranburu, Pedro Casablanc, Miguel Bernardeau, Iván Pellicer, Loreto Mauleón, Natalia Huarte, Mi...

Querer (España/2024). Creación: Alaúda Ruiz de Azúa, Júlia de Paz, Eduard Sola. Elenco: Nagore Aranburu, Pedro Casablanc, Miguel Bernardeau, Iván Pellicer, Loreto Mauleón, Natalia Huarte, Miguel Garcés. Disponible en: Flow. Nuestra opinión: muy buena.

Unas breves imágenes del encuentro sexual de una pareja funcionan como preámbulo. Los besos, las caricias, el deseo convertido en acto. ¿Cuál es el límite entre el placer propio y el abuso del otro? ¿Cuál es el verdadero valor del consentimiento? Esos interrogantes, que parecen esquivos para representar en la ficción, son los que aborda Alaúda Ruiz de Azúa, la guionista y directora española premiada por la película Cinco Lobitos (2022) -sobre la maternidad y sus mitos- en la nueva miniserie de Movistar + ya disponible en Flow.

Querer es probablemente lo mejor que se ha hecho sobre el tema del consentimiento en el marco del matrimonio, tópico abordado con complejidad y sutileza, sin caer en golpes bajos ni maniqueísmos. Y el triunfo no solo se debe a las excelentes actuaciones de Nagore Aranburu y Pedro Casablanc, a la cabeza de un elenco parejo y sin sobreactuaciones, sino al tratamiento de un guion que elude soluciones cómodas para asuntos que exigen compromiso y reflexión.

Miren Torres (Aramburu) ha decidido denunciar a su marido, Iñigo Gorosmendi (Casablanc), por violencia de género luego de treinta años de estar casados y vivir bajo el mismo techo. Ese es el punto de partida del primer episodio de la miniserie, que se centra en la toma de decisión de la denuncia. ¿Por qué ahora? Descubrirlo no solo es un recorrido de ese primer episodio, que despliega la entrevista en la comisaría, el primer diálogo con la abogada defensora, la huida de su casa ante el anticipado regreso de su agresor, y la revelación frente a sus dos hijos, ambos adultos, sino plantear un arduo itinerario que derriba supuestos y prejuicios asumiendo con altura y equilibrio esa discusión.

De hecho, la vida de Miren en Bilbao parece una vida normal: un matrimonio bien avenido, dos hijos ya encaminados -uno casado y con un nene de seis años; el segundo, estudiando en la ciudad-, una linda casa, un buen pasar, una vida social activa. Sin embargo, bajo esa apariencia transcurre una verdad que Miren decide revelar. El sexo sin consentimiento, la violencia psicológica, la dependencia económica, un estado de constante terror. “El miedo es invisible”, dirá en su declaración en el juicio, dejando en claro lo complejo que es ver desde afuera lo que ocurre puertas adentro de una pareja “perfecta”.

Creada en colaboración con Júlia de Paz y Eduard Sola, la miniserie de tan solo cuatro episodios asume la elipsis como herramienta principal de su estructura narrativa, saltando hacia adelante en el tiempo no solo para avanzar hacia el juicio y sus pormenores, sino para ver los efectos devastadores del suceso en todos los miembros de la familia. Porque no solo Miren se asume como víctima, sino que sus dos hijos, Aitor (Miguel Bernardeau) e Ion (Iván Pellicer), redescubren su pasado bajo una nueva luz, más allá de la estrategia casi inconsciente de tomar partido como una forma de preservarse. La violencia es una mancha voraz que se esparce por todos lados, silenciosa e invasiva, determinando conductas y sentimientos, tejiendo un malestar inasible y destructivo alrededor.

Alternando los puntos de vista de todos los involucrados y explorando el pasado a través del discurso, Querer asume en cada palabra -en la denuncia, en las declaraciones en el juicio, en la sentencia- la reverberación del hecho colectivo -tanto en la experiencia de Miren como en la del propio Iñigo, que encuentra en el eco de sus congéneres la validación de su conducta-, al mismo tiempo que pone al descubierto lo perturbador del lenguaje que aborda la sexualidad, la violencia y el poder escondido en los silencios. Esa potestad de lo que no se dice -o de lo que no se quiere decir- es la que permite el ejercicio del engaño y la mentira que Miren está dispuesta a exponer.

Por último, lo que mejor define el abordaje de los creadores es la deconstrucción de prácticas naturalizadas por décadas. “En un matrimonio nadie quiere sexo todo el tiempo. A veces se cede, como se cede en otras cosas. No te apetece, pero bueno… ¿Qué vas a hacer? ¿Vas a meter presos a todos los hombres de más de 60 años?”, desliza la hermana de Iñigo, como coartada inconsciente de su propia aceptación. Y en ese sentido se juega toda la puesta en escena, que elude el shock y la sensiblería, y consigue exponer lo justo, invitarnos a pensar antes que decirnos cómo hacerlo, filmar para mostrar lo que no fue visto. Por ello en su tramo final elige seguir con contundencia las pequeñas transformaciones antes que los grandes logros, sin abandonar o liberar a sus personajes, sin protegerlos en su falsa misericordia ni castigarlos en sus tardías revelaciones.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/series-de-tv/querer-la-imperdible-miniserie-que-aborda-sin-sensiblerias-el-tema-del-consentimiento-en-el-marco-de-nid24092025/

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