Contundente rechazo al cierre del Museo Nacional de la Historia del Traje, una institución de referencia para el patrimonio textil
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Tras la noticia que se dio a conocer ayer sobre el cierre del Museo Nacional de la Historia del Traje, mediante un insólito recurso de omisión en una publicación del Boletín Oficial sobre el reordenamiento del Ministerio de Capital Humano, hoy instituciones, intelectuales y trabajadores del museo alertaron sobre esta iniciativa que desde el Gobierno justificaron con argumentos numéricos: que la institución recibía pocos visitantes (46 personas por día) y su mantenimiento costaba $ 66 millones anuales. No obstante, anunciaron que en la sede de la calle Chile 832 abriría sus puertas un nuevo centro cultural dedicado al teatro, las artes plásticas y la música. En la ciudad de Buenos Aires, la Secretaria de Cultura ya administra dos centros culturales con características similares: el CCK y el Borges.
Fuentes de Cultura informaron que el Gobierno no tiene ningún impedimento legal para cerrar un museo. El artículo 3 de la ley Bases, aprobada en el Congreso Nacional, le otorga al Poder Ejecutivo la facultad de disolver en forma total o parcial organismos dependientes de la Administración Pública. En los próximos días se espera el a esta altura famoso “pase” de la Secretaría que encabeza Leonardo Cifelli desde el Ministerio de Capital Humano a la Secretaría General de la Presidencia, a cargo de Karina Milei.
La directora del museo, Victoria Salías, se enteró ayer de que su cargo -concursado en 2017 y prorrogado por tres años en 2023- había sido derogado. “El Museo del Traje debería continuar abierto porque es la única institución dedicada específicamente a la conservación, difusión e investigación del patrimonio de indumentaria y textil argentino, tanto pública como privada -confirma a LA NACION-. Todo lo que tiene que ver con el patrimonio material e inmaterial pasa por nuestras manos, lo trabajamos en el museo, lo investigamos, lo difundimos, lo exhibimos, generamos ciclos de capacitación y lo conectamos con otras disciplinas e instituciones. Creamos una red que en este momento agrupa 48 museos de todo el país que tienen patrimonio textil. Somos referentes acá y en América Latina en cuestiones de cuidado de patrimonio textil, aunque tristemente no es así para nuestras autoridades. Si se deshace este museo, no quedará ninguna institución dedicada a esta historia y va a quedar un patrimonio que, sin custodia ni conservación, serán meros objetos guardados que pueden dañarse y perder su valor. La Secretaría de Cultura es responsable de este patrimonio, no solo yo como directora. Mis superiores también tienen un nivel de responsabilidad”.
Salías recibió cientos de adhesiones de instituciones nacionales y extranjeras. Recientemente, se inauguró en el Museo del Traje la muestra Sastrería. Oficio & Historia, y en el CCK, Se dice de mí. Historias de tango y moda, con piezas del patrimonio de este museo. Sobre esta última, Cultura subrayó que “en su primer fin de semana recibió 3795 visitas”.
Desde la Secretaría de Cultura comunicaron que el acervo del museo, que semanas atrás recibió una gran colección de piezas y objetos, se preservaría en la sede actual. Y que se harían “muestras itinerantes” que conllevan sus costos de logística y seguros. La famosa frase de desvestir a un santo para vestir a otro se ajusta más que nunca ahora a la política cultural del Gobierno de Javier Milei.
La historia del museoEl Museo Nacional de la Historia del Traje fue creado durante la presidencia de facto de Agustín Lanusse, en 1971, y comenzó a funcionar en 1972 en su sede actual -declarada Monumento Histórico Nacional en 1990-, como parte de la estructura del Museo Histórico Nacional, junto con el Museo Histórico del Cabildo y de la Revolución de Mayo, en la órbita del entonces Ministerio de Cultura y Educación. En 1986, por un decreto firmado por el presidente Raúl Alfonsín, se convirtió en una institución independiente, en el organigrama de la Secretaría de Cultura del Ministerio de Educación y Justicia. El escritor y psicoanalista Marcos Aguinis era, en ese entonces, el secretario de Cultura.
En el museo trabajan 28 empleados que cumplen diferentes funciones en las áreas de programación y educación, museografía, registro, gestión y préstamo de patrimonio, reserva, restauración y réplicas, investigación textil, mantenimiento y montaje, diseño gráfico, biblioteca, prensa, relaciones institucionales, recepción y administración. En muchas de esas áreas, hay solamente una persona a cargo. Centros de jubilados y grupos de estudiantes de escuelas primarias y secundarias visitan el museo para aprender historia a través de la indumentaria. La colección esta integrada por 9300 piezas del siglo XVIII al presente y una biblioteca con más de tres mil libros, revistas y catálogos. Los trabajadores de la institución se pusieron en contacto con exdirectores del museo y espacios académicos para impedir el cierre.
“Me preocupa porque desaparece un lugar donde la cultura de la sociedad de este país es representada -dice a LA NACION el licenciado en Diseño y profesor Jorge Moragues, que dirigió el museo de 2015 a 2017-. Los museos sirven para estudiar, conservar, exhibir, educar a la sociedad, como ocurre en otros países. Hoy, la indumentaria es un hecho social y cultural muy relevante para descubrir las manifestaciones culturales, conocer el pasado y el presente social: es de importancia vital. También es muy preocupante el destino de los trabajadores, mi apoyo a ellos, ya que fueron compañeros cuando fui director de la institución y no puedo dejar solidarizarme. Todos se formaron y cuentan con una expertise espléndida”.
El Consejo Directivo de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, donde se dicta la carrera de Diseño de Indumentaria, dará a conocer un comunicado en rechazo del cierre del museo. Desde la cuenta de Instagram de la agrupación Curadores en Diálogo exigieron al secretario Cifelli y a la subsecretaria de Patrimonio Cultural Lilliana Barela -que no hicieron declaraciones al respecto- la “inmediata restitución del Museo” y la función ejecutiva de la directora, además de la “preservación de todos los puestos de trabajo”. Exhortaron a la comunidad artística a sumarse al reclamo.
La Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, que preside la diputada Silvana Ginocchio, elevó hoy un pedido de informes al Poder Ejecutivo sobre presente y futuro del Museo del Traje en el que expresó su preocupación y solicita la partida presupuestaria asignada durante los últimos diez ejercicios, así como la ejecución de estas. “Se cree que desmantelar este museo no aporta nada a la cultura argentina y que recostarse en el pretexto presupuestario para terminar con su funcionamiento no tiene un sustento en sí mismo”, se remarca. Está previsto que el secretario Cifelli concurra en los próximos días al Congreso Nacional para “traducir” y explicar el presupuesto de Cultura para 2025.
Parece que el gobierno nacional acaba de cerrar el Museo de la Historia del Traje. Lo "derogaron" . Trabajadores en la calle. Colecciones huérfanas. Inmueble vacante. Parece que el patrimonio es un invento de los zurdos. pic.twitter.com/rGmQkFY2P2
— Vivian Scheinsohn (@VScheinsohn) September 30, 2024Por su parte, la Academia Nacional de Bellas Artes (ANBA), que preside Matilde Marín, envió una carta al secretario de Cultura, donde expresa su apoyo al Museo del Traje y, en general, a todos los museos nacionales. Desde la ANBA informaron que la Secretaría de Cultura no suele responder ni acusar recibo de las comunicaciones. “El Museo del Traje cumple una función muy importante, no solo histórica sino también educativa, en especial para los estudiantes de diseño e indumentaria”, dice Marín en diálogo con LA NACION.
“La reciente publicación en el Boletín Oficial sobre la derogación del Museo del Traje es un hecho alarmante que genera una profunda preocupación en la comunidad artística, museística y educativa”, se lee en la carta de la ANBA, que lleva la firma de Marín, Juan Travnik, Sergio Baur, Gracia Cutuli, Julio Viera y Marta Penhos-. Este acto no solo afecta de manera directa a una institución de gran valor, sino que también tiene un impacto negativo en la preservación y difusión de la cultura, patrimonio esencial de nuestra sociedad. El Museo del Traje ha desempeñado un rol destacado en la conservación de un aspecto crucial de nuestra identidad cultural, ofreciendo una plataforma única para la educación y el entendimiento de las diversas manifestaciones artísticas relacionadas con el vestuario, tanto históricas como contemporáneas. Su clausura o cambio de estatus supondría una gran pérdida, no solo para los profesionales que trabajan en el ámbito de los museos, sino también para las generaciones futuras que verían mermado su acceso a este valioso legado cultural. Es importante subrayar que la cultura actúa como un motor indispensable de la educación. Los museos no solo son espacios de exhibición, sino también centros de aprendizaje donde convergen el conocimiento, la creatividad y la memoria colectiva. Por lo tanto, expresamos a través de nuestra Mesa Directiva, nuestra adhesión a la continuidad del Museo del Traje, haciendo un llamado urgente a las autoridades competentes para reconsiderar esta decisión”.
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En un comunicado, los trabajadores de cultura agrupados en ATE advirtieron que el patrimonio del Museo del Traje “se desmembraría en varios espacios, perdiendo su identidad como colección y poniendo en riesgo los puestos de trabajo”. “Las excusas son inverosímiles -indican-. Pretenden cerrar un museo que tiene una planta de alrededor de 30 trabajadores, con un fuerte arraigo en el barrio y un importante trabajo con la comunidad artístico textil, que ha alojado proyectos de artistas de renombre y contemporáneos, además de articular sistemáticamente con la universidad pública y privada. Entre otras, las cátedras de Camargo, Moragues, Fiorini y Barretto, de la FADU; Peisajovich, de la UNA y Gaudin, de la UADE ”. Y concluyen: “El Museo del Traje es, como todos los museos nacionales, el museo de una historia, la de nuestro país, de nuestro arte, de nuestra sociedad y cultura. Es, por lo tanto: IDENTIDAD. Cincuenta años de historia no se borran en un abrir y cerrar de ojos. Para nada convalidaremos este experimento piloto de la gestión de Cifelli que pone en peligro el patrimonio de todos”.
“Ya tuvimos dos museos que solo existían virtualmente: el de Arte Oriental y el del Grabado -concluye el exministro de Cultura Pablo Avelluto en comunicación con LA NACION-. El caso del Museo Nacional de la Historia del Traje es terrible, porque es un museo con un enorme potencial. En lugar de hacerlo funcionar, estos ignorantes lo cierran”.