Alcaraz y Sinner: 3 lecciones clave sobre cómo una rivalidad puede ayudarte a crecer
El domingo, Jannik Sinner y Carlos Alcaraz se enfrentaron en la final del Abierto de Estados Unidos, como ya hicieron hace unos meses en Wimbledon y en el Abierto de Francia. Tienen una de las riva...
El domingo, Jannik Sinner y Carlos Alcaraz se enfrentaron en la final del Abierto de Estados Unidos, como ya hicieron hace unos meses en Wimbledon y en el Abierto de Francia. Tienen una de las rivalidades más electrizantes del deporte, y sus duelos —rápidos, feroces e impresionantes— parecen impulsarlos mutuamente a nuevas metas, mientras se intercambian el liderazgo del ranking mundial.
“Alcaraz, a veces, tiende a jugar distraído, pero cada vez que se enfrenta a Sinner, muestra el mejor tenis que ha jugado en su carrera”, dijo Giri Nathan, autor de Changeover: A Young Rivalry and a New Era of Men’s Tennis.
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“Consideran un privilegio poder jugar el uno contra el otro, más que un obstáculo”, añadió.
Las rivalidades pueden tener mala reputación, y algunas investigaciones incluso las han relacionado con un comportamiento más despiadado y menos ético. Pero las rivalidades sanas pueden agudizar la concentración, aumentar la motivación y mejorar tu rendimiento, aunque no compitas en los mayores escenarios del mundo.
“Las rivalidades nos animan a pensar con originalidad y a superar nuestros límites por encima de lo que sabemos que es posible”, dijo Matt Moore, entrenador de tenis y profesor adjunto de trabajo social en la Universidad de Kentucky.
Sinner y Alcaraz ofrecen tres lecciones clave sobre cómo aprovechar la rivalidad en tu propia vida, tanto si luchás por un ascenso como si intentás ganarle a tu amigo en el pickleball o querés demostrar que sos el hijo predilecto.
1. Apoyarse en la curiosidadLos rivales en la pista tienen un ADN tenístico diferente: Sinner es tranquilo y metódico, como el permafrost, y Alcaraz es ardiente e impredecible, dijo Nathan.
Los expertos dicen que se inspiran el uno en el otro, perfeccionando las partes más débiles de su juego. “Es un jugador que me hace mejor jugador”, dijo Sinner sobre Alcaraz después de que ambos se enfrentaran en Wimbledon, y añadió: “Todos necesitamos a alguien que nos lleve al límite”.
En tu propia vida, en lugar de ver a un rival como alguien a quien derrotar, intentá ver a esa persona como alguien a quien podés respetar y de quien puedes aprender. “La persona que odiás en el trabajo —tu enemigo laboral— no es necesariamente un buen rival”, dijo Benjamin Converse, profesor de política pública y psicología de la Universidad de Virginia, porque una rivalidad sana debe cultivar la curiosidad y el crecimiento mutuo, no el resentimiento.
Centrarse en la maestría en vez de en el resultado se ha relacionado incluso con menos ansiedad y depresión, más confianza y, quizá paradójicamente, mejor rendimiento, dijo Stephen García, quien estudia la psicología de la competición en la Escuela Superior de Gestión de la Universidad de California, campus Davis.
En la práctica, podrías preguntarte: “¿Qué respeto del enfoque de esta persona y cómo puedo adaptarlo a mi propio trabajo?”. Si te encontrás en un espiral de celos y resentimiento, tomate un momento para reflexionar sobre cómo tu rival podría estar motivándote y empujándote a alcanzar mayores logros, dijo Gavin Kilduff, profesor de gestión y organizaciones en la Escuela de Negocios Stern de la NYU.
“En las rivalidades hay una base para la cooperación”, añadió. “Se inspiran mutuamente, aprenden el uno del otro, y luego ambos triunfan juntos”.
2. No obsesionarse con el resultadoLo que distingue a una rivalidad de un enfrentamiento estándar es que vos y tu rival tienen una historia compartida en torno a la competición, dijo Converse. Pero cuando competís, lo mejor es afrontar cada momento en sus propios términos, en lugar de sentirte agobiado por las derrotas anteriores o por lo mucho que está en juego.
En el Abierto de Francia, en junio, Sinner sufrió una desgarradora derrota ante Alcaraz, pero un mes después lo derrotó en Wimbledon, como si lo de París nunca hubiera ocurrido.
Así pues, competí ferozmente en el trabajo, en el aula o en la pista de tenis, pero luego dejá la competencia en la puerta. “Tenemos una buena amistad”, dijo Sinner sobre Alcaraz en la rueda de prensa posterior al partido del lunes. “Somos enemigos cuando entramos en la cancha”, dijo, y añadió que cada uno lleva al otro al límite. “Pero eso se acaba ahí después del apretón de manos”.
Cada partido de tenis o ascenso laboral puede parecer un “todo o nada” en el momento. Pero acordate de que tu trayectoria —ya sea deportiva o profesional— es mayor que cualquier competición individual. Así que, aunque no tengas que tomarte cada derrota con una sonrisa, adoptar esa perspectiva a largo plazo es clave para mantener una rivalidad sana, dijo Kilduff.
3. Convertir los nervios en combustibleAun así, Alcaraz suele sonreír y reír en la pista de tenis, mientras que Sinner ha dicho que siente un asombro infantil mientras juega. Aunque las rivalidades suelen estar vinculadas a un mayor estrés, con moderación ese estrés puede contribuir a un estado de ánimo positivo, a una mayor productividad y a una mejor toma de decisiones.
Más allá de la intensidad, parte de lo que distingue el estrés “bueno” del “malo” es si ves la rivalidad como un reto que te da energía o como una amenaza que te agota, dijo Kilduff. En tu vida, puede ser la diferencia entre trabajar hasta tarde en un proyecto que te apasiona o drenarte en tareas que te molestan, solo para seguir el ritmo de tu rival.
Quienes tienen menos experiencia son más propensos a caer en una mentalidad de amenaza y a verse perjudicados por una rivalidad, añadió Kilduff, ya que la presión adicional puede resultarles abrumadora. Así que, si acabás de iniciarte en el pickleball, por ejemplo, puede ser bueno que evites jugar contra tu rival hasta que hayas adquirido confianza y un buen nivel de habilidad.
Independientemente de tu experiencia, la clave está en utilizar la competencia como combustible. “Una rivalidad sana es la que genera emoción”, dijo Moore. Las mejores rivalidades no solo te ponen a prueba, añadió, sino que te recuerdan por qué amás lo que hacés.